EL ENREDADO
Instagram, Facebook,
Twitter, WhatsApp. Navega las veinticuatro horas y casi no duerme. Su cuerpo
físico está desapareciendo y en las redes brilla como nadie. Hay momentos en
que no sabe dónde se encuentra, ni quién es. Ha multiplicado sus aparatos
electrónicos y tiene un millón de seguidores.
Vive solo. El perro
se fue ofendido y el canario dejó de cantar. Alguien intentó cortarle la
electricidad pero tiene un grupo electrógeno. Su avatar lo ha desplazado de tal
forma que está por tomar su identidad y hacerlo desparecer.
Hoy alguien golpeó a
su puerta y lo sobresaltó. En su mundo virtual eso era algo inusual. Al tercer
golpe decidió abrir. El niño lo miró fijo y, con voz angelical, le dijo:
—Vengo a salvarte.
Sus manos atesoraban
bolitas de colores.
El tipo enmudeció.
Ese niño era él.
—Ven conmigo, todavía hay tiempo.
© 2020 Fernando Cianciola
Y pensar que como él deben haber tantos que por aparentar dejan de ser.
ResponderEliminarMuy bueno Fernando.