viernes, 14 de febrero de 2020


EL ENREDADO 




Instagram, Facebook, Twitter, WhatsApp. Navega las veinticuatro horas y casi no duerme. Su cuerpo físico está desapareciendo y en las redes brilla como nadie. Hay momentos en que no sabe dónde se encuentra, ni quién es. Ha multiplicado sus aparatos electrónicos y tiene un millón de seguidores.
Vive solo. El perro se fue ofendido y el canario dejó de cantar. Alguien intentó cortarle la electricidad pero tiene un grupo electrógeno. Su avatar lo ha desplazado de tal forma que está por tomar su identidad y hacerlo desparecer.
Hoy alguien golpeó a su puerta y lo sobresaltó. En su mundo virtual eso era algo inusual. Al tercer golpe decidió abrir. El niño lo miró fijo y, con voz angelical, le dijo:
—Vengo a salvarte.
Sus manos atesoraban bolitas de colores.
El tipo enmudeció. Ese niño era él.
—Ven conmigo, todavía hay tiempo.


© 2020 Fernando Cianciola

1 comentario:

  1. Y pensar que como él deben haber tantos que por aparentar dejan de ser.
    Muy bueno Fernando.

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